Ismael Rivera

Ismael Rivera, el Sonero Mayor, una de las voces más conocidas -y adoradas- de la música puertorriqueña de todos los tiempos era de aquí de la calle Calma que ahora lleva su nombre.

Ismael Rivera, the Sonero Mayor, is one of the best known -and beloved- voices of Puerto Rican music, he was from this street that now bears his name. 

Ismael Rivera, “El Sonero Mayor”, es el más célebre de los cantantes puertorriqueños de la bomba y la plena y la música popular afroantillana en general.

El mayor de los cinco hijos del carpintero Luis Rivera Esquilín y la ama de casa y compositora de plenas Margarita Rivera García, Ismael nace el 5 de octubre de 1931 en la calle Manuel Corchado entre los barrios de Villa Palmeras y Machuchal, de Santurce y se cría en la calle Calma, del mismo vecindario, hoy calle Ismael Rivera.

Ismael estudió sus grados primarios en la Escuela Pedro G. Goyco, de la calle Loíza y desde pequeño trabajaba de limpiabotas mientras inventaba y tocaba tambores hechos con cajas y latones.

Cuando fue a cursar el séptimo grado en la escuela Rafael Labra, de Santurce, conoció a Rafael Cortijo, un jovencito tres años mayor que él. Se convirtieron en mejores amigos y luego fueron compadres e hicieron historia en la música popular caribeña.

“Maelo” ya trabajaba como albañil desde los 16 años, pero su pasión era la música. En 1948 debutó como conguero en el Conjunto Monterrey, “guiso” que le consiguió Cortijo, quien era el bongosero de esa agrupación. En 1952 tuvo su primera oportunidad como cantante con la Orquesta Panamericana de Lito Peña. Así, Ismael saltó desde el anonimato a ser una voz reconocida al grabar su primer disco con la Panamericana y lograr varios éxitos como “La sazón de la abuela” y la plena “El charlatán”

En 1954 Ismael se une a Cortijo y su Combo y se embarca en una carrera meteórica, en la que grabó sobre una decena de discos en ocho años. La popularidad de Ismael se acrecentó cuando Cortijo y su Combo se convirtieron en el conjunto musical fijo de la Taberna India, el principal programa televisivo del País.

Con Cortijo Ismael tuvo grandes éxitos comenzando con la plena “El bombón de Elena”, de Rafael Cepeda; la guaracha “El negro bembón”, de Bobby Capó “Juan José”, “Besitos de coco”, “Pa’ lo que tú me das”, “Quítate de la vía Perico” y “Maquinolandera”, compuesta por su madre doña Margarita, entre otros. Estos temas catapultaron a Ismael a la fama internacional ya que Cortijo y su Combo se presentaba en clubes de Nueva York, como el legendario Palladium y su música corría por toda Latinoamérica.

En 1962 Ismael fue arrestado en el aeropuerto de Isla Verde y acusado de poseer drogas. Cumplió cuatro años de prisión en la Isla y en Kentucky. Al salir se estableció en Nueva York, grabó un álbum con Cortijo, otro con Francisco “Kaco” Bastar y fundó su propia banda, Los Cachimbos, con la que grabó una docena de discos e imprimió su marca personal en la historia de la salsa y de la música caribeña.

Con los Cachimbos, Ismael grabó éxitos como “Las tumbas” de Bobby Capó, sobre su experiencia carcelaria, “Las caras lindas”, de Catalino “Tite” Curet Alonso, “Mi negrita me espera”, un tema brasileño que Curet Alonso tradujo al español, “El Jaragual”, “La gata montesa” y “El incomprendido” entre muchos que se convirtieron en clásicos de la salsa boricua. En esos años 70 mostró inclinación hacia la religiosidad popular con temas como “San Miguel Arcángel” y “El Nazareno”, dedicado al Cristo Negro de Portobelo, Panamá, de quien se hizo devoto.

En 1979 se destacó con las Estrellas de Fania y grabó con la cubana Celia Cruz, con quien tuvo una relación sentimental.

Ismael también compuso varios temas como, “Besito de coco”, “Aquí estoy, ya yo llegué”, “Arrecotín arrecotán” y “El que no sufre no vive”.

La muerte de Cortijo en 1982 afectó tanto al sonero que perdió la fuerza de su voz y no cantó más. El 13 de mayo de 1987 Ismael murió de un infarto cardiaco mientras descansaba en la casa de su madre en la calle Calma.

El entierro de Ismael Rivera en el cementerio de Villa Palmeras fue un evento masivo, sólo comparable con el de Cortijo, en donde el pueblo se lanzó a la calle a llorar y a cantar coros al son de plena en homenaje y agradecimiento a uno de sus artistas más queridos. 

Foto de Juano Ortiz