Rafael Cortijo
Rafael Cortijo, original de la Parada 21, es quizás el mayor responsable de la diseminación de la bomba y la plena a un público amplio. El percusionista revolucionó el sonido de los ritmos autóctonos.
Rafael Cortijo, originally from the bus stop 21, is perhaps responsible for the dissemination of bomba and plena to wider audiences. The percussionist revolutionized the sound of the traditional genres.
Rafael Antonio Cortijo Verdejo, es el más importante de los genios musicales que desarrollaron la bomba y la plena y llevaron estos géneros afroboricuas a los salones de baile, a los hogares puertorriqueños y a un amplio público internacional.
Cortijo nació en el sector de la Parada 21 en el corazón de Santurce, hijo de Juan Cortijo Clemente y Juana Verdejo y tuvo cuatro hermanos: Francisco, Cecilia, Rosa y Gilberto.
Desde su temprana niñez, “Rafa” se sintió atraído por la música que se escuchaba en las esquinas y cafetines de su vecindario, habitado por familias negras y mulatas de clase obrera, en donde predominaban la bomba y la plena.
Aprendió a tocar bongó y timbas y con sólo 14 años fue bongosero del conjunto Hermanas Soustache, pasando luego, en 1944 al Conjunto Monterrey.
Fue en esa época, cuando estudiaba en la intermedia Rafael Labra, en Santurce, cuando trabó amistad con quien fuera su más importante compañero musical, Ismael Rivera. Cortijo llevó a Ismael al Monterrey como conguero, siendo esta la primera colaboración de ambos en tarima.
A partir de sus 19 años, Cortijo ya era timbalero, conguero y bongosero. Se convirtió en uno de los percusionistas más cotizados de la vibrante escena musical boricua. Tocó con las orquestas de Augusto Cohén y Miguelito Miranda, y con cantantes como Bobby Capó, Ruth Fernández, Daniel Santos y Myrta Silva.
En 1954 a la edad de 26 años organizó Cortijo y su Combo para ser la banda fija del Club La Riviera, en Puerta de Tierra, pasando luego al Black Magic, otro club popular de San Juan. En 1957 grabó su primer disco LP “Cortijo Invites you to dance” en la voz de Ismael, con éxitos como “El bombón de Elena”, de Rafael Cepeda, “Ingratitudes” y “Besitos de Coco”.
Durante los siguientes siete años, Cortijo tuvo un ascenso vertiginoso con su combo; eran solicitados en todos los clubes, grabaron once discos que se distribuyeron internacionalmente, llovían contratos en Venezuela, Colombia, Nueva York, donde se presentaron en el prestigioso Palladium. En Puerto Rico causó sensación desde los programas La Taberna India y el Show del Mediodía, durante los primeros años de la televisión nacional.
Entre los grandes éxitos de Cortijo y su Combo en esta época están “Quítate de la vía, Perico”, “Maquinolandera”, “El negrito bembón”, “En un solo pie”, “Tuntuneco”, “Con la punta del pie” y “Yo no quiero piedras en mi camino”.
El combo se desintegra en 1962 tras el arresto de Ismael Rivera por un caso de drogas y Cortijo queda inactivo por un tiempo mientras que el pianista Rafael Ithier y otros miembros del conjunto fundan El Gran Combo.
Cortijo resurge 1966 con Ismael en el álbum “Bienvenido”, dedicado al regreso de su compadre a la libertad. Luego sigue su ruta bajo el nombre de “Cortijo y su bonche” con los discos “Con todos los hierros” (1967), “Sorongo”, “Ahí na má / Put It There! (1969) – y “Pa’ los caseríos” (1970). Aunque ejecuta una gran variedad de ritmos antillanos, se distingue en esta época por su persistencia con la bomba y plena, cuando otras orquestas de la época se concentraban exclusivamente en los ritmos cubanos del son montuno y el guaguancó que forman la base de la salsa. En esta época Cortijo residía en Nueva York, pero pasaba largas temporadas en la Isla.
En 1974 Cortijo participó en un histórico reencuentro con Ismael Rivera y los miembros de su antiguo combo, en el Coliseo Roberto Clemente de San Juan, donde se grabó en vivo salió el álbum “Juntos otra vez”. Ese año sale “La Máquina del Tiempo”, un disco vanguardista en el que Cortijo fusiona la bomba y la plena con el jazz. Remató esa época con “Caballo de hierro” (1977) y “El sueño del Maestro” (1980) Entre los temas de estos discos se destacan “El bochinche”, con su hija y cantante, Fe Cortijo y “Cirilo Sánchez”, con Ismael Rivera, hijo.
Cortijo pasó sus últimos años en Puerto Rico con su hermana Rosa en el residencial público Luis Llorens Torres, de Santurce. El 3 de octubre de 1982 murió de cáncer pancreático a la edad de 53 años. Las honras fúnebres se celebraron en el Instituto de Cultura Puertorriqueña y en el Centro Comunal de Llorens Torres, desde donde su féretro fue cargado en hombros y acompañado por miles de personas hasta el cementerio de Villa Palmeras donde reposan sus restos. Al maestro Cortijo lo sobrevivieron sus hijos Fe, Rafael y Zoila Rosa y también un vasto legado musical que queda por siempre en la historia de la cultura puertorriqueña.
Foto de José Rodríguez